‘Películas Históricas’: Yo Soy Sam

En este lunes les traemos una película para reflexionar…

I am Sam es una película del 2001 que narra la historia de un hombre adulto con discapacidad mental y el desarrollo con su hija. Está protagonizada por Sean Penn y Michelle Pfeiffer y escrita por Kristine Johnson y Jessie Nelson, quien también se encargó de dirigirla. La Banda Sonora de la película está compuesta por diferentes versiones de canciones de los Beatles.

  • Año: 2001
  • Duración: 132 min.
  • País: Estados Unidos
  • Dirección: Jessie Nelson
  • Guion: Jessie Nelson, Kristine Johnson
  • Música: John Powell
  • Fotografía: Elliot Davis
  • Reparto: Sean Penn, Michelle Pfeiffer, Laura Dern, Dianne Wiest, Dakota Fanning, Joseph Rosenberg, Richard Schiff, Loretta Devine, Elle Fanning, Kathleen Robertson, Doug Hutchison, Mary Steenburgen, Rosalind Chao, Marin Hinkle

Una mujer abandona a su hija el mismo día en que nace dejándola en manos de su padre, Sam Dawson, que tenía una discapacidad intelectual, ya que ella no quería tener un bebé con él, solo buscaba un lugar donde dormir. La película narra, al compás de los Beatles, las dificultades que tienen que atravesar cuando, a partir de los 7 años, Lucy empieza a tener más capacidad mental que su padre. El Estado se cuestiona la capacidad de Sam para educar a su hija por lo que se enfrenta a un juicio que le puede hacer perder su custodia. Lucy queda a custodia de unos padres adoptivos de manera provisional, la madre adoptiva, Randy, busca el amor de Lucy, pero ella solo quiere estar con su padre, por lo que todas las noches se escapa a casa de Sam. De su defensa se encargará una prestigiosa abogada, Rita Harrison, cuyo desinterés y frialdad inicial cambiarán tras conocer a Sam, el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre.

¿Sabías qué… la cinta hizo que Dakota se convirtiera en la actriz más joven de la historia en ser nominada para un Premio del Sindicato de Actores?

Yo soy Sam hizo en su primera semana 40 millones y, a principios de 2002, la película había recaudado más de $ 90 millones a nivel mundial.

Sean Penn fue nominado a un Óscar al mejor actor por su interpretación de Sam. La película lanzó a la fama a la actriz infantil Dakota Fanning que por entonces solamente había actuado en un par de pequeños papeles.

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Crítica

La película recibió una respuesta de regular a negativa por parte de la crítica. I am Sam mantiene una calificación de 34% en el sitio de críticas Rotten Tomatoes. Acá te dejamos algunas de sus críticas (más negativas que positivas):

El diario Los Ángeles Times la evaluó positivamente como “la película más atractiva y accesible que maneja una condición mental de la que la mayoría de las personas preferiría no pensar.”

El diario San Francisco Chronicle elogió a Sean Penn por su actuación: “La precisión de Penn, su falta de condescendencia o sensibilidad y su voluntad de habitar su personaje sin ningún comentario implícito podría ser el equivalente a una película de televisión inflada y la eleva al nivel de arte.”

Sin embargo, el diario New Yorker encontró a Michelle Pfeiffer como la mejor actriz: “Pfeiffer, enormemente agradable en su rol casi salva la película.”

El diario New York Times escribió que “I Am Sam es una buena película y sus intenciones son intachables. Sin embargo su sentimentalismo es tan implacable y su narración tan predecible que casi le quitan toda la vida.”

Variety escribió: “Deshecha por sus mejores intenciones, I am Sam es un ejemplo especialmente insípido de una película de Hollywood ‘con moraleja’.”​

El diario Chicago Sun Times escribió que “todos los objetos en el arte de la película han sido diseñados para convencernos de que Lucy debe estar con Sam, pero el sentido común hace imposible tomar distancia respecto a la premisa”

Roger Ebert también criticó el carácter moralista de la cinta, diciendo que “no se pueden tener héroes ni villanos cuando el lado equivocado tiene más sentido.”

Nick Rogers condenó la película: “Sean Penn da la interpretación más vergonzosa profesionalmente, y cruelmente equivocada que haya sido nominada a un Oscar por mejor actor, mientras el libreto de Jessie Nelson y Kristine Johnson se encuentra al nivel a la ineptitud fea de Penn con eslóganes idiotas y publicidad por emplazamiento”. Ron Wells agregó: “Esta película es tan dolorosa como suena”

Pero…

Después de observar el juicio por la custodia, nos damos cuenta de que toda normalidad es aceptable hasta que el daño salpica: la niña no puede ver afectada la educación que nuestra luminosa época le depara. Nos gusta soñar con un mundo de falsos discapacitados, podemos admirar sus éxitos en anuncios de Cola-Cao, pero jamás se nos muestran sus fracasos. Anhelamos un mundo mejor pero, a la hora de lograrlo, esperamos que sea rápido, divertido y, por supuesto, sin tomas falsas.

Todo el mundo entero, aunque lloremos, creemos fríamente que lo mejor para Lucy es alejarla de su padre. Y entre el dilema del corazón y la razón, nosotros nos mantenemos racionales, por el bien de la niña. Pero la película va más allá.

Llega la escena clave. Sam, dándonos la razón, ha decidido rendirse. Ni siquiera le basta engañar para ganar el juicio, ni siquiera lo consigue. Los esfuerzos de Rita por prepararle para un interrogatorio no han sido suficientes, ni estaban bien encaminados. Todo se desmorona, el juicio está perdido. Sam se encierra en su apartamento y coloca un muro de figurillas de papiroflexia entre él y la puerta. Se ve (como le vemos nosotros) incapaz para criar a su niña. Sólo quiere que Lucy sea feliz.

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Rita irrumpe preocupada en el piso. Y le obliga a no rendirse. “Tú no sabes lo que es intentarlo una y otra vez; porque tú eres perfecta”, suenan estas punzantes palabras en la boca de Sam y llenan de lágrimas los ojos de Rita. El corazón nos pesa, y creemos que Rita llora por el mismo motivo que nosotros: compasión. Y no es así, la abogada rubia se derrumba y enumera todos los sufrimientos de su vida vacía; no son palabras de aliento, son reproches a la vida, igual de dolorosos que los de Sam. Éste advierte su error, y simplemente la abraza y la consuela.

El reconocimiento es recíproco: ella se da cuenta de que, por tonto que sea, su cliente tiene grandes anhelos de amor; él entiende algo mucho más importante. Parecía que todo terminaba en resignarse, pero la vulnerabilidad de Rita lo cambia todo. Se sabía feliz en su éxito, pero, en cambio, le basta observar el amor entre Lucy y Sam para comprender lo poco que tiene. Las limitaciones, las discapacidades, no son patrimonio de unos pocos; todos tenemos una vida difícil, todos tenemos que luchar. Y nosotros, que nos hemos creído normales durante toda la película, nos damos cuenta de nuestra idiotez: el dolor causado por circunstancias injustas nos toca a todos, aunque a veces lo vistamos de éxito.

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Ceder ante lo inevitable, no implica ceder en el amor por Lucy. Ese amor es posible, y porque no lo hayamos soñado así, no es menos amor (quizá hasta es más). Personajes como Sam nos dicen que la victoria puede estar en nuestras manos, pero que jamás escogeremos el campo de batalla, ni el oponente, ni las armas.

No se puede pasar por alto que la historia de Sam no es el caramelizado y perfecto diseño de un guionista que vende alternativas al mundo real. Es el sufrimiento de afuera de las pantallas; y su protagonista, aunque no sea un genio, adopta una postura para nada irracional. Negocia con la realidad, y sale ganando.

Para algunos esto es un escándalo, porque sus ideales, como sus pies, no pueden mancharse de tierra; para otros lo escandaloso es la victoria. Ustedes sabrán.

Sobre Micaela Isaak

La única maratón que conozco es la de Netflix🍿 Educadora con el sueño de artista🎨📷 Qué mejor que divertirse haciendo reír🎭 22 años

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