La segunda temporada de una serie que nos sumerge en la estética del cine y en la oscuridad de los asesinos.
Ésta serie televisiva creada por Scott Alexander y Larry Karaszewki encierra, por cada temporada, casos reales de asesinatos históricos que son tratados en la pantalla chica. Y, como siempre, el toque característico de esta estética tan particular que maneja la serie hermana y spin-off de American Horror Story, basada en lentes angulares, colores chillones y muchos planos secuencia.
En la primera temporada, sobre el caso de O. J. Simpson, la trama corre alrededor del caso policial y de cómo es manejado por los abogados, la prensa y la policía de Estados Unidos. Por eso es tan fresca la propuesta en la segunda temporada, que aborda el asesinato de Gianni Versace. Y que, a diferencia de la primer temporada, no se centra en el caso policial, sino en la vida del asesino serial Andrew Cunanan .
Este asesino es interpretado magistralmente por Darren Criss. La serie va yendo en cada capítulo hacia atrás, hasta llegar a la infancia de Andrew. Toca todos los conflictos familiares con su padre, la relación con su madre, sus primeros amores, sus primeras frustraciones y cómo todo comulga de forma tal que lo lleva a cometer su primer asesinato.
La manipulación psicológica al espectador
Como en la mayoría de las películas clásicas, desde la mano del director no sólo existe la búsqueda de contar una historia, sino también de encontrar los recursos adecuados en la narración para manipular al espectador psicológicamente y hacerlo sentir lo que el director quiera.
Es entonces notable el trabajo en esta temporada de American Crime Story (que al ser formato serie, cada capítulo tiene un director diferente), en donde se nos obliga como espectadores a involucrarnos tanto con el asesino, que terminamos compartiendo y hasta padeciendo todos sus fracasos y frustraciones. Llevándonos hasta el punto ciego de creer que entendemos por qué elige asesinar. La serie muestra una psicología clara del personaje de Andrew, una búsqueda insistente de reconocimiento y sobre todo de amor. Lo que conduce a que se vuelva extremadamente posesivo, celoso e inseguro. Mintiendo sobre su vida, sobre sus padres, sobre su trabajo, con tal de pertenecer a cierta clase social y llegar al oído de personas importantes.
Una obsesión particular es la que retrata esta serie en el carácter que tuvo Andrew. Aunque hay algunos puntos inconclusos. Cuando llegamos a la infancia de él, en los últimos dos capítulos, vemos que tiene dos hermanos, que después no sabemos más nada de ellos.
Un elenco particular
A diferencia de la primer temporada en donde aparecen figuras altamente conocidas, ésta segunda temporada opta por un elenco un poco más específico que es conocido para aquellas personas que frecuentan los con tenidos estadounidenses.
La innovadora aparición del músico Ricky Martin como Antonio D’Amico, pareja de Versace. El músico afirma que “se sintió involucrado sentimentalmente con el personaje”; cuyo problema a resolver, junto a Gianni, es la decisión de decirle a la sociedad que son una pareja de hombres. Ésa es, también, otra de las temáticas que la serie trabaja. El mundo de la moda, cómo este famoso diseñador hizo su camino y su fortuna, y cómo tuvo que enfrentare a la enfermedad y al juicio del público sobre su vida privada.
El resto del elenco: Édgar Ramírez como Gianni Versace; Darren Criss como Andrew Cunanan; Penélope Cruz como Donatella Versace.
El gran Darren Criss
Desde Glee, atravesando los musicales de Harry Potter, este actor prolífico interpreta de una forma increíble a Andrew Cunanan. Pasados los primeros capítulos, es muy factible que uno se olvide del universo ficticio que está montado y comience a sentir bronca, frustración o incluso miedo al no saber para dónde irán los comportamientos de este asesino serial.
Ésta serie, además, navega por la vida completa de Cunanan. Y Darren interpreta a un joven adulto que está por terminar la secundaria, a un empleado de una tienda ya en sus 25 años, a un adulto que frecuenta bares nocturnos en busca de hombres con dinero y algunas drogas, y a un asesino en fuga que es buscado por el FBI.
La estética Murphy
Es conocido, para quienes frecuentan los contenidos de este director y productor, que sus contenidos manejan siempre una línea similar. Ésta visión apuesta a los grandes decorados, al excesivo uso de planos, los gran angulares, que deforman los rostros, el plano secuencia y los movimientos de cámara pretenciosos y empalagosos.
Un virtuosismo y un manejo de la estética cuidados de tal forma que podemos sentirnos dentro de una película hecha con una maquinaria extraordinaria.
Sobre Rodrigo Martini
Director y guionista de cine / Actor / Músico en "La República Joven". / Publicó los cuentos "Rescate utópico" y "Eduardo". Dirigió "De religiones y dictaduras" ; "El Rompecabezas" ; "Tu voz entre las voces".
