En el tiempo en que Game of Thrones ha estado entre nosotros hemos visto al único que no quería destacar hacer justamente lo opuesto: Jon Snow o Aegon Targaryen era la típica persona que intenta no prevalecer.

Siempre callado, murmurando sus pensamientos, pero constantemente agudo analizador de su derredor. De este modo pudo hablar con Mance Rayder, dirigir la defensa de Castle Black, ser elegido Lord Comandante de La Guardia Nocturna, rescatar a la gente libre, renunciar a su cargo sin penalidad, reunir un ejército y -aunque su impericia lo llevaba a perder la batalla- recuperar Invernalia, ir a Dragonstone, conocer a Daenerys y etc.

Pero también su ánimo poco engreído lo ayuda a escuchar a otros con sus consejos, pasó cuando Stannis y Davos le dijeron que, para ser líder, también tenía que ejecutar las decisiones más difíciles y ejecutar a los más difíciles (ahí cae Janos Slynt y quienes atentaron “exitósamente” contra su vida). Ese cambio en la actitud ya pasando casi a ser Aegon le hizo confiar más en su propia fuerza y liderazgo y, ahora, lo encontramos como Lord of Winterfell y pareja de Dany.

A Samwell también le fue revelada una dura realidad, la ejecución su padre y hermano de parte de la Rompecadenas. Podemos discutir la pobre forma en que resolvieron dárselo a conocer, sin el contexto de traición, asesinato, saqueo de la comida, del oro, todo contra los Tyrell; pero lo cierto es que Tarly -en su despecho- le tira encima la noticia a Jon, sin más prolegómenos, junto con la sentencia “ella no debería ser la reina” y la endeble idea de que Snow tenía que saber que era Rey cuando no ejecutó al Pueblo Libre.

Esta terrible información en forma de cuña puede estar bien clavada en Aegon para cuando deba recibir y “juzgar” aJaime, el segundo Lannister que llega a Winterfell.

Obviamente, Daenerys querrá que corra el mismo destino que él le diera a su padre, más allá de que ella ha entendido y justificado a otros que se le rebelaran al Rey Loco.
En ese momento de decisión final podrá emerger Aegon Targaryen como legal líder de los vivos, para poner fin a las ejecuciones de quienes deberán luchar contra el Rey de la Noche y sus huestes.

Ya en el tráiler al segundo episodio de esta última temporada de Game Of Thrones vemos varios movimientos extraños por parte de la blonda Reina: primero, enfrenta al Lannister con fea cara; segundo, la vemos cruzar raudamente por delante de Jorah, Tyrion y Varys; tras eso, vemos una conversación con Sansa; después, acercándose a Jon/Aegon en La Cripta de Winterfell, y él está serio. Para agregar, algo que realmente nos parece extraño: Tyrion mirá de cara al Norte, esperando al enemigo, y ya después de eso no sabemos más de la Targaryen… ¿Qué parece significar esto?

Estamos muy convencidos que Daenerys no participará de la Gran Guerra contra el Rey de la Noche, y todo el dilema de alejamiento se propagará a partir de la llegada de Jaime: Sansa sabe lo que se viene y, como Jon/Aegon, querrá todo tipo de ayuda, más si el Lannister cuenta la verdad de Cersei; a su vez, su enamorado le contará su verdad en cuanto al linaje familiar y todo se irá realmente al demonio. Daenerys terminará alejándose del Norte junto a Missandei y sus dragones hacia Dragostone, pero dejando a su ejército de Inmaculados completo junto a quienes más confía, Jorah y Tyrion. Recordemos el apasionado beso entre Missandei y Grey Worm: es más de despedida que de “mucha suerte en la batalla”.

Esto puede ser decisivo para la relación y por lo tanto el final de ambos enamorados y de la serie misma: ellos son los únicos que, por compartir sangre, pueden montar a los dragones, la clave de salvación contra el ejército de los Caminantes Blancos.

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