El fenómeno Roma

El cine en el 2019 le pega patadas al paradigma actual. Un ejemplo claro de eso, es Roma, de Alfonso Cuarón.

El director de cine Alfonso Cuarón, de nacionalidad mejicana, instaló en el circuito hollywoodense una película que rompe con un montón de prejuicios instalados sobre las ceremonias de premiación y los circuitos cinematográficos estadounidenses.

El director venía de una seguidilla de películas comercialmente aceptadas, como fueron Gravity y Children of men. El giro fue rotundo en su filmografía al decidir, a pesar de sus producciones anteriores, realizar una película en México, sin estrellas de renombre y en un idioma que nada tiene que ver con el inglés.

Roma es una película contemplativa en la mayor parte de su planos. Con una lentitud poco común en medio de la demandas de tiempo de este siglo. El paradigma del cine contemporáneo se basa mayormente en los ritmos acelerados. Y roma, contraponiéndose a ese estándar, plantea una narración que se basa en la parsimonia y el avance lento.

Muchas secuencias no poseen diálogo, sino solamente a los personajes en situaciones específicas, a veces sin un arco dramático, simplemente sumergidos en la cotidianidad. Una película ambiciosa que pretende contar la infancia del director y la realidad socio-política de México en la década del ’70. Es imprescindible que el público se involucre en los escenarios que el director plantea, y que se sumerja en el universo ofrecido, empatizándose con los personajes y siendo parte de cada momento, sin esperar una gran historia con giros inesperados, sino entregándose completamente a los códigos que el director plantea.

Para lograr los ambientes del año setenta en un México ya contemporáneo, se construyó una ciudad desde cero. Basándose, como explicó el director en una entrevista, en revistas de la época y en fotos viejas.

Los actores no tenían guión para estudiar, sino que Alfonso les explicaba la escena antes de hacerla, para lograr “mayor naturalismo”.

Cuarón y Netflix

Otra cosa que llamó la atención, es la decisión de hacer esta película con Netflix. Las formas de hacer y ver cine están cambiando. El individualismo es fomentado por las plataformas como Netflix, que promueven la idea de que el espectador decida cuándo y cómo ver los contenidos, sin tener que moverse de su casa. Así es que Roma, al menos en Argentina, tiene poster y carteles en la calle que anuncian su estreno por Netflix, no por un cine, como suele suceder. Es un posible comienzo para una nueva generación de directores y de espectadores.

Roma y los premios

Esta película viene para pegarle una patada al tablero con 10 nominaciones para los premios Oscar. Además de los premios que ganó hasta ahora: En los Globos de Oro, obtuvo el premio de mejor dirección y mejor película de habla no inglesa. En los Goya, ganó como mejor película iberoamericana. Para el Festival de Cine de Venecia, ganó el León de Oro a mejor película. 

Parece ser la favorita de la Academia para la gala de los Oscar de esta noche, pero no la favorita del público en comparación con el resto de las películas extranjeras nominadas. Sin embargo, más allá de los premios, es una obra de arte que en pleno 2019 merece ser vista, ya que ofrece un cine poco común en este nuevo siglo, con una riqueza visual admirable (sobre todo con el último gran plano secuencia en la playa que atraviesa los ojos y el corazón) y un lenguaje narrativo poco común. Roma podría influenciar y transformar muchas formas de ver y hacer cine en el paradigma artístico actual.

Sobre Rodrigo Martini

Director y guionista de cine / Actor / Músico en "La República Joven". / Publicó los cuentos "Rescate utópico" y "Eduardo". Dirigió "De religiones y dictaduras" ; "El Rompecabezas" ; "Tu voz entre las voces".

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